AÑO IV - ENERO Nº1-2016

EMPRESAS MENTALMENTE SALUDABLES

 

Desde lo propuesto por la OMS (2013) sabemos que la salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad. Considerando esto, es bueno precisar que los ambientes de trabajo son espacios en los que también se expresa e interactúa el individuo de manera cotidiana, un espacio en el que se enfrenta a una serie de tensiones que pondrá a prueba lo que señala la definición dada por la OMS, entonces ¿no sería importante examinar las relaciones que tiene el trabajo y la salud mental, y más aún, que desde las organizaciones se promuevan políticas que así como el bienestar físico, promuevan estados de bienestar mental?

 

Desde el establecimiento de la norma de Salud y Seguridad en el Trabajo (SST) en el Perú, Ley 29783, el deseo de mostrar su correcto cumplimiento ha llevado a las empresas del país a incluir en sus sistemas de gestión, políticas y mecanismos de acción en torno al tema. Sin embargo, en este proceso de implementación se han considerado primordialmente algunos puntos en detrimento de otros: La salud física, las condiciones ambientales, los riesgos locativos, etc. siendo así, que los aspectos concernientes a salud mental se posponen o trabajan de manera poco certera, por ello, a través del presente BOLETÍN revisaremos algunos aspectos que podrían orientar y motivar, en la implementación de su sistema de gestión en seguridad y salud laboral, la inclusión de  la salud mental como una fuente de próspera y segura inversión para su producción y población trabajadora.

 

Salud Mental Organizacional

Definitivamente, como expone Benjamin Sahler en la Guía de Salud Mental Laboral, editada por la ENWHP (European Network for Workplace Health Promotion en sus siglas en inglés o ‘Red europea de promoción de la salud en el trabajo’) y del que expondremos aspectos importantes en el presente Boletín, el bienestar psicológico no es sólo un «recurso» estratégico que favorece la producción económica, sino que es también un recurso que puede potenciarse desde la empresa.

 

El trabajo demasiado exigente, la falta de medios para alcanzar los objetivos fijados, las relaciones conflictivas, los clientes agresivos, etc. pueden tener un efecto negativo en las habilidades mentales, en las relaciones personales, en el bienestar psicológico y, por consiguiente, en el rendimiento del trabajador.

 

Por lo tanto, nos enfrentamos a una paradoja: cuanto más crucial es la salud mental para la empresa, pues mayor es el riesgo de afectarla. No se trata necesariamente de que el bienestar psicológico de las personas haya disminuido, pero el hecho es que el rendimiento de una empresa depende más que nunca de las habilidades asociadas a condiciones psicológicas saludables.

Ahora bien, hablar de empresas mentalmente saludables, requiere poner atención a los factores de riesgo psicosocial que predominen en éstas. Para ello, entenderemos a los factores de riesgo psicosocial como aquellas condiciones presentes en situaciones laborales relacionadas con la organización del trabajo, el tipo de puesto, la realización de la tarea e incluso con el entorno, que afectan al desarrollo del trabajo y a la salud de las personas trabajadoras (Gil Monte, 2012).

Por otra parte, los riesgos psicosociales, a diferencia de los factores psicosociales, no son condiciones organizacionales sino hechos, situaciones o estados del organismo con una alta probabilidad de dañar la salud de los trabajadores de forma importante. Considerando además que los factores de riesgo psicosocial se analizan desde tres esferas de referencia como son: Las dimensiones intralaborales, extralaborales y la dimensión individual, siendo, específicamente la tipo intralaboral la que verá la incidencia mayor de los factores desencadenantes de estrés laboral, el cual, puede afectar negativamente a la persona y generalmente tener consecuencias importantes para la salud.

Entonces, si tenemos en cuenta que la salud no es sólo la ausencia de enfermedad; y que se debe atender en su preservación y promoción, no sólo a los aspectos físicos, sino también a los psíquicos y sociales; la salud puede considerarse en términos de capacidad y posibilidad de satisfacer necesidades vitales, entre las cuales incluimos la autonomía, la alegría y la solidaridad.

La salud también implica lucha y negociación con el medio ambiente, tanto a nivel individual como colectivo, y guarda relación con las condiciones de trabajo. Una manera de lograr los estados anteriormente descritos es a través del proceso de capacitación de las personas para aumentar el control sobre su salud y mejorarla, descrito por la Organización Mundial de la Salud como “La Promoción de la Salud”.

En la conferencia de Ottawa en 1986, se planteó que la promoción en salud implica a los procesos que favorecen el control de los individuos y grupos sobre las variables que condicionan su propia salud, siendo así que, esta promoción en salud debe ser extensible hacia los lugares de trabajo de las personas, quienes pasan la tercera parte de sus vidas en esta actividad.

 

 

Consecuencia de los problemas mentales asociados al trabajo

La expresión de sensaciones de estrés laboral u otra manifestación de problema afectivo asociado al trabajo (ansiedad, depresión, dependencias y adicciones) tendrá una repercusión directa en la salud física de la persona, siendo común la aparición de los llamados síntomas psicosomáticos, los cuales dependiendo de sus características tendrán repercusión directa sobre su trabajo. En términos de costes y pérdidas veremos dos referencias:

Costes y consecuencias del absentismo

Inicialmente, un empleado que se siente incapaz de trabajar puede abstenerse de ir al trabajo. Si esta situación se produce repetidamente y las condiciones laborales para asegurar un ambiente laboral más positivo no mejoran, podría conllevar una incapacidad a largo plazo o un abandono del trabajador. Este absentismo comporta unos costes para la empresa que pueden dividirse en dos categorías: Costes relacionados con los días perdidos y costes relacionados con los días de sustitución.

 

Un empleado ausente o un empleado que deja la empresa definitivamente generan costes «humanos» en el colectivo. Cuando un empleado ausente no se sustituye, su carga de trabajo se distribuye entre sus compañeros, lo que genera trabajo extra y puede aumentar el estrés entre los compañeros e incrementar la probabilidad de absentismo en el departamento. Así mismo, la sustitución temporal de un trabajador ausente o la incorporación de un nuevo compañero también altera el funcionamiento del equipo durante el período de integración, por consiguiente, esta disminución temporal de la producción debe incluirse en los costes de estrés para la empresa.

Costes y efectos del presentismo

Los empleados que estando enfermos acuden igualmente a trabajar también conllevan un coste. El presentismo es el término que describe esta situación de estar en el trabajo a pesar de tener problemas de salud o agotamiento mental.

 

En concreto, implica estar físicamente en el trabajo pero sin tener la productividad normal que se espera. Los costes asociados al presentismo no deben pasarse por alto, ya que pueden afectar a la empresa en varios aspectos:

 

  Disminución de productividad y pérdida de creatividad.

  Accidentes de trabajo vinculados al estrés.

  Problemas legales relacionados con el acoso y la violencia por conflictos interpersonales.

 

Beneficios de la Salud Mental en el Trabajo

Productividad y rendimiento

La promoción de la salud mental también puede aumentar la productividad y el rendimiento. Un buen ambiente de trabajo puede ayudar a subir la moral, fomentar el trabajo en equipo y favorecer la comunicación. La rotación de personal es menor, y así también los costes asociados a la contratación y la formación. Un lugar de trabajo saludable puede ayudar a las personas a afrontar circunstancias difíciles y cambiantes, lo cual es particularmente importante en las condiciones económicas adversas.

 

 

Reputación

Desarrollando programas y políticas de promoción de salud mental, ganará mejor reputación pública para su empresa. Esta mejor imagen empresarial le servirá frente a los potenciales futuros trabajadores, y aumentará sus posibilidades de ganar contratos públicos.

 

Repercutirá también en el gran público y en los clientes, como organización comprometida con la responsabilidad social corporativa. Una buena reputación empresarial se asocia con un lugar de trabajo saludable, donde se estimula el desarrollo personal como cultura de la organización.

 

¿Cómo promover la salud mental laboral y prevenir los riesgos psicosociales?

El lugar de trabajo agradable puede proporcionar un entorno mentalmente saludable que beneficie a todos los trabajadores. Existe una amplia gama de intervenciones que promueven la salud mental, previenen el estrés y demás riesgos psicosociales y ayudan a desarrollar una resiliencia en los empleados.

Realmente, los efectos a largo plazo sólo pueden alcanzarse con estrategias integrales de prevención y de promoción de la salud, desarrolladas e implementadas mediante un esfuerzo coordinado por los responsables de todos los niveles. La combinación y la coordinación de las diversas intervenciones individuales y colectivas son esenciales para mantener la salud mental de los empleados.

Dependiendo de las necesidades específicas de cada empresa, pueden desarrollarse y combinarse las siguientes estrategias:

ESTRATEGIAS INTRALABORALES

En relación con los problemas de salud mental, las intervenciones centradas exclusivamente en el individuo no son particularmente eficaces ni para los empleados ni para las empresas. Tienen que complementarse con medidas organizacionales y colectivas enfocadas a las posibles fuentes de estrés del entorno laboral. Esta es la única manera de influir positivamente en los factores de riesgo psicosocial que mellan directamente la satisfacción en el trabajo, la motivación y la productividad.

 

Algunos ejemplos de intervenciones organizacionales para la promoción de la salud mental son:

 

Reorganizar los procesos de trabajo enrarecidos

Si no se hace frente a la creciente intensidad de trabajo, al aumento de presión por falta de tiempo y al trabajo extra que conllevan estas presiones, ninguna empresa podrá esperar que sus empleados aumenten su producción. De hecho, el riesgo está en el incremento de problemas psicológicos de los empleados. Contrariamente a la opinión general, los estudios han confirmado que jornadas más cortas de trabajo y la eliminación de horas extraordinarias no se traducen automáticamente en una menor productividad. Optimizar los procesos de trabajo (por ejemplo), ampliación de tareas de trabajo, rotación de puestos, flexibilización de horarios, etc.) y reestructurar las tareas para disminuir la presión (p. ej., creación de puestos de trabajo administrativo para aliviar al personal calificado de estas tareas) puede motivar a los empleados a largo plazo. Al mismo tiempo, estas medidas sirven para promover el bienestar mental de los empleados.

 

Aumentar el control y la capacitación sobre el propio trabajo

Los empleados deben tener cierto grado de autonomía en la organización de sus propias tareas. Ya hace bastante tiempo que los profesionales se han puesto de acuerdo en este punto. La libertad para organizar su propio trabajo diario y llevar a cabo tareas bajo su propia iniciativa, es un recurso importante para la salud mental de los empleados.

 

Establecer objetivos pactados, en lugar de especificaciones detalladas de procesos, sería una medida muy práctica para empezar.

 

Incluir a los empleados en la toma de decisiones y los procesos de resolución de problemas

Los empleados deben estar involucrados en los procesos de toma de decisiones pertinentes, ya sea a través de encuestas, de foros o de talleres. Se trata de un requisito previo fundamental para mantener a los trabajadores sanos mentalmente.

 

Equilibrar los esfuerzos y las recompensas

También existe una fuerte correlación entre el desequilibrio esfuerzo/recompensa y el impacto negativo en la salud mental. Dentro de lo razonable, los empresarios pueden tomar medidas para minimizar este riesgo, por ejemplo, pagando un salario digno a los empleados con nóminas más bajas.

 

Mejorar la comunicación y la retroalimentación

Crear una cultura de reconocimiento y confianza en la empresa es esencial para la comunicación profesional y la cooperación. A su vez, desempeña un importante papel protector en la promoción y el mantenimiento de la salud mental de los empleados.

 

Los métodos adecuados son la formación en comunicación —verbal y no verbal, interna o externa— y los cursos de gestión y de comportamiento del personal. Los empresarios pueden formar a sus directivos y a sus cargos intermedios en el estilo del liderazgo. Un directivo debe atender las necesidades de los empleados y actuar como un mentor o entrenador, fomentando la creatividad, motivando a los empleados y comunicando los objetivos.

 

Roles y expectativas claras

Es importante ser claro acerca de lo que los empleados/as pueden esperar de la organización y cuáles son los deberes y las tareas que se espera del empleado/a. Si los empleados/as sienten que su empresario no ha cumplido lo prometido, puede resultar una menor motivación, compromiso y rendimiento.

 

Promover y fortalecer el apoyo social

Es evidente que el apoyo social no puede regularse, pero pueden diseñarse algunas condiciones en las organizaciones para fomentar y fortalecer una cultura de apoyo social: aplicar políticas de toma de decisiones transparente y de información, basadas en el diálogo abierto y en la confianza. Ofrecer oportunidades después del trabajo, por ejemplo, permitir tiempo adicional para ayudar a los colegas, anima explícitamente a los empleados/as a ayudarse mutuamente.

 

El factor más importante es mostrar que los directivos y los cargos intermedios también participan en el apoyo social, usándolo como un criterio más para evaluar tareas.

 

Formación profesional y capacitación

La formación continuada es una buena estrategia de desarrollo personal, al proporcionar oportunidades de desarrollo personal, se están promoviendo la salud y las habilidades personales de los trabajadores.

Promoción de la salud mental en el trabajo

La Luxembourg Declaration on Workplace Health Promotion (WHP, ‘Declaración de Luxemburgo sobre la promoción de la salud en el trabajo’) define la promoción de la salud en el trabajo (PST) como «el esfuerzo combinado de los empresarios, los trabajadores y la sociedad para mejorar la salud y el bienestar de los trabajadores». La PST « puede conseguirse combinando actividades dirigidas a mejorar la organización y las condiciones de trabajo; promoviendo la participación activa, y fomentando el desarrollo individual». La promoción de la salud mental en el trabajo ha de ser una parte indisociable de estos esfuerzos.

 

Desde su creación en 1996, la ENWHP ha estado en la primera línea de la defensa y el fomento de la promoción de la salud en el lugar de trabajo. La evidencia sobre los beneficios de la misma crece día a día. La ENWHP promueve enfoques prácticos para la mejora de la salud mental en el trabajo. Estos enfoques, que necesitan de su inclusión en el modelo global de PST, incluyen:

1.    Animar a los empresarios a crear entornos de trabajo gratificantes y estimulantes, así como una organización que de apoyo a sus empleados.

2.    Dar la oportunidad a sus trabajadores de mejorar sus capacidades, incluyendo la confianza en sí mismos y la competencia social.

3.    Promover una mayor participación de los trabajadores en la toma de decisiones.

4.    Reconocer la importancia de los mandos como elemento clave en el apoyo a los trabajadores.

5.    Crear ambientes de trabajo positivos y clarificar las funciones y las responsabilidades de cada integrante del equipo.

6.    20140930_121654_HDRReducir las fuentes de estrés en el trabajo y desarrollar la resiliencia al estrés mediante estrategias de afrontamiento.

7.    Fomentar la cultura de empresa, la participación, la equidad y la justicia, y eliminar el estigma y la discriminación en el trabajo.

8.    Apoyar, retener y contratar a trabajadores con trastornos mentales.

9.    Desarrollar y poner en marcha políticas de salud y bienestar mental fuertes.

10. Vigilar el impacto de estas políticas e intervenciones.

 

 

 

Fuentes:

·         Guía laboral sobre salud mental. Benjamin Sahler, Amandine Dubois, Ségolène Journoud, Julien Pelletier (ANACT). BKK Bundesverband / ENWHP Secretariat. 2008

·         Guía para crear lugares de trabajo mentalmente saludables. Recursos para trabajadores. Lee Knifton, Verona Watson (Mental Health Foundation), Heleen den Besten, Rob Gründemann, Anja Dijkman, BKK Bundesverband /ENWHP Secretariat. Países Bajos. 2008

·         Guía para empresarios. Cómo promover la salud mental en el trabajo. Lee Knifton, Verona Watson (Mental Health Foundation, Scotland). Países Bajos. 2011

·         Fomento de la salud mental. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2008 (Conjunto de guías sobre servicios y políticas de salud mental)

·         Promoción de la salud y un entorno laboral saludable. Casas SB, Klijn TP. Rev Latino-am Enfermagem. 2006 janeirofevereiro; 14(1):136-41.

·         Estrategia y plan de acción sobre salud mental. Organización Mundial de la Salud. 2009. Washington, D.C., EUA, CD49/11 (Esp.) ESPAÑOL